En febrero de 1957 el virus de la influenza (H2N2) figuró en el este de Asia desencadenando una pandemia.
La enfermedad fue el resultado de la mutación de un virus común en patos silvestres que se cruzó con una cepa que daña al ser humano. Según los estudios del bioquímico Santiago Grisolía, el virus "No provenía de ningún subtipo anteriormente identificado, sino de un reagrupamiento de genes entre virus gripales humanos y procedentes de otras especies de aves".
El virus se propagó rápidamente por todo el territorio, y en menos de 10 meses alcanzó a afectar al resto del mundo. Una de las razones de su acelerada transmisión fue el incremento de la velocidad en trasportes y vuelos internacionales., y la mutación del virus (el subtipo originado del virus encontró gran facilidad en su difusión
debido a que la mayoría de la población no presentaba inmunidad contra la variante)
La enfermedad dejó afectados principalmente a niños, adolescentes y adultos jóvenes.
Durante ese tiempo los sistemas de salud estaban sumamente preparados para afrontar la enfermedad, ya que, se disponía de medicamentos para tratar complicaciones bacterianas, y las vacunas ya eran producidas.
A pesar de esto, el virus dejó alrededor de un millón cien mil personas sin vida, lo que en cifras globales resulta poco, pero el rápido contagio afectó profundamente a la economía.
Autor: Elizabeth Rodríguez Valenzuela
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